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07 agosto 2007

¿A quién le apetece un bañito en la piscina?

Si ayudas en la limpieza de casa, algo que si no haces, deberías hacer, seguro que tus padres te habrán explicado que nunca debes mezclar la lejía con el amoniaco o con algún limpiador que lleve amoniaco. Esto es debido a que al mezclarse estos dos productos, el cloro que tiene la lejía se combina con el nitrógeno que tiene el amoniaco y se produce una sustancia tóxica llamada cloruro de nitrógeno.
Los vapores de cloruro de nitrógeno nos irritarán los ojos, nos harán llorar, se nos resecará la garganta y toseremos durante un buen rato.

Pero yo no quería hablaros de las tareas de la casa, que seguro que detestáis, sino de algo mucho más divertido: los baños en la piscina.

¿Y qué tiene que ver la limpieza de la casa con los baños en la piscina? Pues lo que tienen en común es que, si no somos cuidadosos, en las dos situaciones puede aparecer el tóxico y desagradable cloruro de nitrógeno y sus molestas irritaciones.

Ya os he dicho que esta sustancia tóxica se forma al mezclarse el cloro de la lejía con el nitrógeno del amoniaco.

Pero… ¿y en la piscina…? ¿Cómo se puede formar?

Necesitamos que en el agua haya cloro y amoniaco. El cloro todo el mundo sabe que se añade al agua de baño para mantenerla limpia y transparente. Ya sólo nos falta el nitrógeno. ¿Cómo puede aparecer nitrógeno en el agua de la piscina? Pues, por ejemplo, aparecerá en pequeñas cantidades si nos metemos en el agua completamente sudados, porque el sudor tiene amoniaco. Pero todos somos muy limpios y antes de meternos en el agua pasamos por la ducha (bueno, casi todos, que tú y yo sabemos que hay alguno que no lo hace).

Pero el amoniaco aparecerá en la piscina en mayores cantidades si a alguno (o a varios) se les ocurre que no necesitan perder el tiempo para ir al servicio, que ya que están mojados no pasa nada por una pequeña meadita dentro del agua. Total, ¿quién se va a enterar? Y es que la orina está formada por urea y la urea tiene amoniaco.

Así que ya lo tenemos los dos componentes dentro de la piscina: cloro y amoniaco. El resultado, cloruro de nitrógeno; las consecuencias, que puedes salir del agua con los ojos irritados, frotándotelos porque te pican.

¿Y el culpable? Seguro que se salió del agua antes que tú.