"Lo que ocurrió en mayo de 2006 me dejó cicatrices por todo el cuerpo y destrozó mi futuro. Me quemé en un terrible incendio, tan horrible que mi familia creyó que si sigo viva es por un milagro", afirma.
"Mi madre me dijo que se produjo un bombardeo en nuestra casa en Mogadiscio, mientras todos dormíamos", recuerda Hamda.
Loss incendios que siguieron a los bombardeos destrozaron la casa, matando a su hermana mayor Sahra y dejándole a ella entre la vida y la muerte.
"Estaba envuelta en llamas y sangre y me trasladaron urgentemente al hospital de Madina en Mogadiscio, donde permanecí en coma durante varios meses y del que me recuperé milagrosamente. Sin embargo, Madina es un hospital con muy pocos recursos, y el personal no pudo hacer mucho más que salvarme la vida y vendarme las quemaduras", añade la niña.
"El dolor todavía persiste y me pican muchísimo. Cuando me las rasco, me sangran y entonces empiezan otra vez el dolor y el picor. También he desarrollado un problema cardíaco. No puedo estirar las manos. Mis pechos se están desarrollando con mucha dificultad, me estiran la piel quemada del pecho y entonces se agrieta y comienza a sangrar".
Hamda espera que alguna organización humanitaria le ayude a escapar del dolor permanente y el aislamiento que sufre.
"Muchas veces se me viene a la cabeza la idea de acabar con el dolor y con mi vida. Pero hasta ahora no lo he hecho, para bien o para mal. Por favor, hagan algo con mis quemaduras o no tardaré mucho en rendirme", suplica.
Somalia está en el este de África, su capital es Mogadiscio.
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