¿Qué hacen Lorena, Elena, Rubén y Jaime? ¿Nos están enseñando el fósil de algún tiranosaurus rex o quizás una flauta incrustada en la columna de márrmol de la Plaza Chica de Zafra?
No, lo que nos están mostrando es el molde de la vara que en la Edad Media se utilizaba para medir cosas como telas, cintas, cuerdas. Es decir, la vara era una medida de longitud.
Una de las muchas que se utilizaban en aquellos tiempos en España, pues lo normal era que en cada villa o en cada comarca se utilizaran unidades de medir que podían ser muy parecidas pero no iguales.
Por ejemplo, esta vara de Zafra es una vara castellana (porque en la provincia de Badajoz se utilizaba la vara castellana) y por lo tanto mide 0,835905 metros. En Alicante los comerciantes eran más generosos, si pedías una vara de tela te daban un cachito más: 0,912 metros de tela; sin embargo, los comerciantes de Teruel eran más tacaños y si les pedías una vara solo te daban 0,768 metros de tela.
Y es que en aquella época lo de las medidas era un lío tremendo: varas, pies, pulgadas, leguas, brazas, palmos, codos... ¡y para colmo con valores distintos en cada lugar!
En 1789 llegó la Revolución Francesa. Además de cargarse en la guillotina al Rey Luis XVI y a su mujer María Antonieta, la Revolución también trajo un poco de orden al mundo de las unidades de medida, ya que los revolucionarios pusieron en marcha el Sistema Métrico Decimal, sacándose de la manga el metro, el kilogramo y la mayoría de las unidades de medida que utilizamos actualmente.
A España el Sistema Métrico Decimal llegó un poco más tarde, en el año 1849. A partir de entonces la mayoría de las antiguas unidades pasó a mejor vida, aunque todavía en el campo suelen utilizarse algunas. Seguro que si preguntas a alguna persona mayor, podrá hablarte de ellas.
Gracias por la información. Nos ha sido de mucha utilidad.
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